América Latina se queda atrás en regulación del vapeo y promoción de la reducción de daños. Es necesario seguir luchando por una regulación basada en la ciencia y los testimonios de los consumidores.

La Red Somos Innovación ha publicado recientemente su Índice Global de Políticas Efectivas Antitabaquismo, un estudio que mide la actitud de 59 países de todo el mundo hacia los productos de suministro de nicotina sin combustión (vapeo, tabaco calentado, snus y bolsas de nicotina) y que arroja interesantes resultados. 

En concreto, el informe presenta un índice de las políticas públicas de cada país hacia cada uno de estos productos. Allí evalúa y pondera las siguientes 10 categorías: marco regulatorio, prohibiciones, sabores, empaquetado, exposición, anuncios/publicidad, disponibilidad al por menor, venta en línea, impuestos y promoción de la reducción de daños. 

El análisis de todas estas categorías permite tener una visión general del estado de las políticas antitabaco en cada país, conocer su posición frente a cada uno de los productos y realizar comparaciones entre diferentes países.

En términos generales, la actitud de los gobiernos hacia el vapeo deja mucho que desear: los productos de vapeo están prohibidos en 10 de los países revisados. Reino Unido y Nueva Zelanda son los únicos donde las autoridades promueven activamente su uso para dejar de fumar, lo que les otorga los primeros dos puestos de la clasificación, respectivamente. El top 5 lo completan España, Eslovaquia e Irlanda.

La situación en América Latina

La región que peores resultados obtiene respecto al vapeo es América Latina. Entre los 49 países con un marco regulatorio para el vapeo, los latinoamericanos ocupan mayoritariamente la zona baja de la tabla. 

Entre ellos, el mejor clasificado es El Salvador, que obtiene la octava posición con una puntuación de 85 sobre 100 gracias a las pocas restricciones que mantiene sobre el consumo y la publicidad del vapeo. A este le siguen Paraguay y Honduras (empatados por la decimocuarta posición con 75 puntos), y Ecuador y Costa Rica (empatados en el puesto 23).

En el fondo de la clasificación encontramos a Colombia (37), Venezuela (41), Argentina (42), Chile (42), Nicaragua (42), México (42), Brasil (42), Panamá (42) y Uruguay (49). Es decir, 8 de los 10 peores clasificados son latinoamericanos. En Colombia, el vapeo carece de un marco regulatorio específico, mientras que Venezuela limita la publicidad de los productos y los organismos de salud pública los desaconsejan como herramienta de reducción de daños. 

En el resto de países del grupo el vapeo está prohibido, particularmente en Uruguay, que obtiene 0 puntos sobre 100 porque prohíbe también la importación para uso personal. Por otro lado, Perú, Guatemala, República Dominicana y Bolivia no tienen ninguna regulación sobre el vapeo.

Si estos países copiaran las políticas de los líderes en materia de reducción de daños, como Suiza, el Reino Unido o Nueva Zelanda, millones de vidas podrían salvarse. ¡Sigamos luchando por una regulación basada en la evidencia científica y en los testimonios de los consumidores!

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