El inventor británico Chris Doel ha encontrado una solución creativa para el creciente problema de los desechos electrónicos generados por los vaporizadores desechables. Doel reutiliza las baterías de litio de estos dispositivos para construir bancos de energía portátiles, revelando un enorme potencial en lo que normalmente se considera basura y haciendo un llamado a la reflexión sobre el impacto ambiental de la industria del vapeo.

Los cigarrillos electrónicos desechables han ganado popularidad de manera exponencial, con millones de unidades vendidas anualmente. Sin embargo, Doel pone el foco en una realidad poco conocida: las baterías de iones de litio que contienen estos dispositivos son completamente recargables. 

A pesar de ello, millones de estas baterías se tiran a la basura cada semana. Según estudios mencionados en el video, solo en el Reino Unido se desechan alrededor de 5 millones de cigarrillos electrónicos cada semana, lo que suma un total anual de 260 millones. Estos desechos contienen suficiente litio como para fabricar 5.000 baterías de vehículos eléctricos o 1,3 millones de baterías para bicicletas eléctricas, lo que representa un enorme costo ambiental.

La iniciativa de Doel de recolectar más de 200 cigarrillos electrónicos desechados en festivales y calles resalta la magnitud de este problema que, por lo general, pasa desapercibido. Para ilustrar el impacto, compara la cantidad de litio de solo cinco cigarrillos electrónicos desechados con la batería de un iPhone 15. Si se reutilizara, cada batería podría proporcionar una cantidad significativa de energía, pero en lugar de eso terminan en vertederos.

Uno de los espectadores, Tato Rips, lo expresa con asombro: “Es una locura cómo un simple video de YouTube demuestra que, incluso si son basura, pueden reutilizarse. Me sorprende más que no haya una empresa que recolecte estas baterías para reutilizarlas, considerando cuántas se desechan y las grandes ganancias que obtienen de la venta inicial. Incluso añadir un proceso de desinfección no sería tan costoso”.

Convertir residuos en tecnología

Decidido a demostrar el potencial de reutilización de estas baterías desechadas, Doel emprendió un proyecto para construir un banco de energía utilizando 35 baterías de cigarrillos electrónicos. Detalla el proceso técnico paso a paso, mostrando cómo abrir los dispositivos, extraer las baterías y reutilizarlas. 

Aunque una batería de vapeo individual puede parecer pequeña, Doel explica que, al conectarlas en paralelo, se suman sus capacidades. Además, al apilar varias baterías en serie, es posible aumentar el voltaje, creando un banco de energía de gran capacidad.

Sin embargo, no todo salió perfecto en el primer intento, como admite el propio inventor: “Por cierto, el diseño original solo iba a tener 4 tornillos, pero la placa PCB se doblaba demasiado y las celdas no hacían una buena conexión, así que me pasé un poco de la raya… El próximo diseño será mucho mejor”.

Con una carcasa impresa en 3D y placas de circuitos personalizados, Doel logra ensamblar un banco de energía lo suficientemente potente como para cargar teléfonos inteligentes e incluso computadoras portátiles. El producto final, un banco de energía con capacidad de carga rápida de 100 vatios, es una prueba del valor oculto en estos desechos electrónicos.

No lo hagas en casa

Doel también subraya los riesgos asociados con el manejo de baterías de iones de litio, especialmente aquellas provenientes de cigarrillos electrónicos desechados. Si no se manipulan adecuadamente, estas baterías pueden sobrecalentarse o incluso explotar. Para evitar esto, Doel crea placas de circuito impresas con resistencias que equilibran los niveles de carga entre las celdas, evitando peligrosos picos de energía que podrían causar incendios.

Aun así, algunos expertos en baterías han sugerido mejoras. Bepis Small advierte: “Para cualquiera que quiera intentar esto, tu placa de ‘balanceo de celdas’ evitará que exploten, pero no es la manera más saludable de equilibrar las baterías de litio y aún podrían dañarse. La forma adecuada es cargarlas o descargarlas individualmente hasta llenarlas o vaciarlas por completo y luego conectarlas a un circuito de balanceo adecuado”.

Otro espectador, Krish Reddy, ofrece más consejos basados en su experiencia: “Solía fabricar baterías con celdas de laptops desechadas, y el problema con las celdas recicladas no es solo el voltaje, sino la capacidad y el estado de salud de cada una. Es importante probar cada celda con un medidor de baterías para descartar las que estén débiles o en mal estado. Incluso las que se calientan mucho al cargarse deberían ser descartadas”.

Un llamado a la conciencia

El proyecto de Doel no solo resalta el ingenio tecnológico, sino que pone en evidencia el impacto ambiental de la industria de los cigarrillos electrónicos desechables, que contribuye al creciente problema global de los residuos electrónicos (e-waste). 

Las baterías de iones de litio dentro de estos dispositivos hacen que su eliminación sea particularmente dañina para el medio ambiente. El trabajo doméstico de Doel es un llamado de atención tanto para los consumidores como para los fabricantes, instando a reconsiderar el uso de productos desechables.

En sus reflexiones finales, Doel explica que espera que su proyecto inspire a más personas a optar por cigarrillos electrónicos reutilizables o a considerar proyectos similares de reciclaje creativo. Aunque su creación es solo un pequeño paso en la lucha contra los residuos electrónicos, genera una conciencia esencial sobre las consecuencias ambientales de nuestros hábitos de consumo. Como él mismo concluye: “Con suerte, este proyecto ayudará a generar conciencia y quizás convencerá a algunas personas de usar vapes reutilizables en lugar de los desechables”.

Este proyecto, aunque técnico, lleva un mensaje claro: lo que desechamos sin pensar tiene un enorme potencial de reutilización y, con la creatividad adecuada, podemos encender el futuro y proteger el planeta.

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